ECONOMÍA INTERNACIONAL
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La carga de la deuda mexicana ¿cómo enfrentarla? por Roberto Blum
Los países pobres y la inversión externa por Enrique Loncán
BANCOS CENTRALES, CRISIS ECONÓMICAS Y MERCADOS
(INFORME ECONÓMICO DE SEPTIEMBRE DE 1998 DE JUAN CARLOS CACHANOSKY)
Un
poco de historia.
Los bancos centrales no
existieron desde siempre. En Europa surgieron como monopolios de
emisión privados para financiar el déficit de las coronas. Por
ejemplo el Bank of England fue creado en 1694 para salvar la
situación de quebranto de William III1. En cambio la Reserva
Federal, en Estados Unidos, nació a principios de este siglo con
el objeto de funcionar como prestamista de último recurso frente
a corridas bancarias.
En otras palabras los bancos centrales nacieron para hacer lo que
no se debe hacer: emitir dinero. Ya sea para financiar déficits
fiscales o para salvar bancos, en cualquier caso los bancos
centrales desequilibran la oferta y demanda de dinero. No es
casualidad que las crisis económicas hayan sido más violentas a
partir de la creación de los bancos centrales junto con el
abandono de la convertibilidad al oro.
En ausencia de curso forzoso la gente no aceptaría monedas que
se deprecian, las monedas débiles serían desplazadas del
mercado. Por el contrario, si existe curso forzoso, las personas
están obligadas por ley a aceptar monedas que se deprecian.
Con la creación de los bancos centrales en Europa los reyes
obtenían financiación, pero la emisión de billetes se
encontraba de alguna manera limitada por la convertibilidad a
oro. Cuando se excedían en la emisión de billetes los bancos
perdían reservas y terminaban suspendiendo el pago en metálico
hasta que recuperaba liquidez.
Con el abandono definitivo de la convertibilidad la inflación y
las crisis económicas fueron cada vez más severas. La Crisis
del 30 no fue otra cosa que la consecuencia de la expansión
monetaria de la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra durante
la década del 20.
Antes de la Primera Guerra Mundial el sistema monetario era el
Patrón Oro. También había crisis debido a que los déficits
fiscales (que existen desde la antigüedad) forzaban a una
expansión monetaria que terminada en la suspensión temporaria
de la convertibilidad hasta que los bancos recuperaban los malos
créditos que habían otorgado. En especial a los reyes.
Luego de la Primera Guerra Mundial, el mundo atravesó por varios
experimentos de tipo de cambio fijo. El primer experimento intervencionista fue la Conferencia Monetaria de
Génova en 1922 cuando se pasó del patrón oro al patrón cambio
oro. La comisión monetaria de la Conferencia propuso, y fue
aceptado, que los pagos se realicen en billetes convertibles en
vez de directamente en oro. Este cambio en la modalidad de pago
permitió a los gobiernos realizar una mayor expansión monetaria
que finalmente terminó en la Crisis del 30. Inglaterra retomó
el pago en oro en abril de 1925 pero sobrevaluando su moneda. La
sobrevaluación de la libra esterlina provocó un déficit
creciente en el comercio internacional de Inglaterra que era
financiado con emisión de libras.
Luego del primer gran fracaso mundial de mantener tipos de cambio
fijo entre todas las monedas importantes, el mundo tuvo un
período que va desde 1931 hasta 1945 en que hubo tipos de cambio
fluctuante. Algunos países tenían una flotación limpia y otros
una sucia.
La Crisis del Treinta no fue, en realidad, "un" crisis,
sino varios ciclos uno detrás del otro pero con una tendencia
declinante. En otras palabras, las recuperaciones nunca lograban
alcanzar los niveles previos.
El principal motivo de por qué la crisis duró toda la década
fue la ola intervencionista que se desató en el mundo. Luego del abandono de
la convertibilidad, las monedas entraron en devaluaciones
competitivas y casi todos los países adoptar mediadas
proteccionistas que derrumbaron el comercio internacional.
En 1933 el gobierno de los Estados Unidos prohibió sus
ciudadanos tener oro dentro o fuera del país. La convertibilidad
del dólar se mantuvo sólo para otros gobiernos y bancos
centrales. Pero el dólar fue redefinido de 20,17 a 35 dólares
la onza de oro.
Para solucionara el caos monetario que se había desatado, a
mediados de 1944 se realizó una conferencia monetaria
internacional en Bretton Woods. Con el Acuerdo de Bretton Woods
el dólar quedó como la única moneda de pago internacional. La
libra esterlina, quedó así desplazada como medio de pago
internacional.
En este nuevo período la Reserva Federal se lanzó a una
continua expansión monetaria que tuvo como consecuencia
pérdidas en sus reservas de oro. Una vez más el mundo podía
ver un esquema de sobrevaluación, esta vez del dólar. La
consecuencia fue la de siempre: balance comercial negativo que
terminó con una creciente pérdida de reservas por parte de la
Reserva Federal. Hacia fines de la década de 1960 el gobierno de
los Estados Unidos se vio ejerciendo sobre los gobiernos europeos
la misma presión que había realizado Inglaterra antes de
abandonar la convertibilidad en 1931: convencer a los gobiernos
Europeos de que no rediman dólares a oro.
El sector privado compraba grandes cantidades de oro en el
mercado de Londres y Zurich. Esto forzaba a la Reserva Federal a
desprenderse de sus reservas para evitar el arbitraje.
En marzo de 1968 el mercado del oro se abrió en dos secciones.
El oro de libre cotización, que EEUU no iba a mantener más en
1/35, y el oficial entre gobiernos que se seguía manteniendo en
1/35.
Casi paralelamente con esta medida se inventaron los Derechos
Especiales de Giro, creados a partir del 1ro de enero de 1970.
Estados Unidos presionó mucho para que los DEG fueran adoptados.
Era una manera de evitar la pérdida de oro. En ese momento
muchos economistas (entre ellos Milton Friedman)2 esperaban que
el precio del oro cayera debido a que iba a ser reemplazado por
los DEG. Algo similar se espera ahora que ocurra con el dólar si
el Euro llega algún día a tener real vigencia. Pero lejos de
caer, el precio del oro trepó rápidamente de 35 dólares la
onza a 125 dólares.
Esta fue sólo una solución de corto plazo. En el largo plazo es
imposible mantener un tipo de cambio fijo o una convertibilidad
con déficit fiscal y/o expansión monetaria. Este fue el origen
de las crisis en el siglo XVIII y XIX. Fue la causa de la Crisis
del Treinta y volvió a ser la causa el 15 de agosto de 1971
cuando Richard Nixon anunció un congelamiento de precios en EEUU
y que ya no convertiría dólares a oro a los otros gobiernos y
bancos centrales. De esta manera terminaba un nuevo experimento
de tipo de cambio fijo con déficit fiscal y expansión
monetaria.
Ahora que se había terminado todo vínculo con el oro, EEUU
intentó un nuevo acuerdo para fijar los precios entre las
distintas monedas. El 18 de diciembre de 1971 se llevó a cabo el
Smithsonian Agreement. Este acuerdo fue calificado por Richard
Nixon como el "mayor acuerdo monetario en la historia del
mundo". Nuevamente la ignorancia de la historia y de los
principios básicos de la ciencia económica llevó a un otro
fracaso. Parece que los gobiernos no comprenden que es imposible
fijar precios sin provocar sub o sobrevaluaciones del bien al que
se fija el precio, en este caso monedas. Lo que pretendía ser un
"orden" mundial terminó siendo uno de los más grandes
desajustes financieros de la historia. Una cosa es que un país
trate de fijar el precio de otra moneda, como es el caso de
Argentina, otra es que todos quieran hacerlo. En este caso el
desorden no se concentra en "un" país sino en varios
simultáneamente.
Trece meses después "el mayor acuerdo monetario en la
historia del mundo" entraba en crisis. En febrero y marzo de
1973 los mercados entraban en pánico. A partir de entonces el
mundo marchó hacia tipos de cambio fluctuantes, pero siempre con
intentos de ir hacia precios fijos entre las monedas. Hoy más
que nunca es recomendable la lectura del libro de Jacques Rueff
El Pecado Monetario de Occidente. Si hay un libro que puede
aclarar la situación actual en perspectiva histórica es este.
(1) Para una
historia detallada de los bancos centrales ver Richard Hildreth,
The History of Banks, Kelley Publishers, 1971. También Vera
Smith, The Rationale of Central Banking, Liberty Press, 1990.
(2) Decía Milton Friedman en esos momentos: "En 1933 el
Congreso dispuso que era ilegal que los ciudadanos de los Estados
Unidos poseyeran oro. Esta errónea medida redujo la demanda
interna. Si pudiéramos hacer lo mismo en la esfera internacional
e imponer tal disposición, bien pudiera ser que el precio del
oro bajara..." Newsweek, 1ro de enero de 1968. Resulta
paradójico que la escuela "monetarista" tenga
confusiones monetarias.
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07/11/1998