CAPITALISMO, FASCISMO Y NACIONALISMO.
En una de sus últimas obras el escritor argentino José Pablo Feinmann, traza analogías entre el capitalismo, el fascismo y el nazismo. Estas ideas expuestas modernamente por el citado Feinmann, han sido absolutamente refutadas allá por fines de los '40 por Ludwig von Mises y Friedrich A. von Hayek, argumentos a los cuales José Pablo Feinmann no trata ni refuta adecuadamente, lo cual es grave tratándose aquellos de dos de los más importantes y destacados economistas de nuestro siglo, el segundo de ellos ganador del Premio Nobel de Economía en el año 1974 y el primero ampliamente merecedor del mismo pero al que le fuera negado por razones políticas e ideológicas. Esto para comenzar. Bastaría remitirse a la lectura de las obras de los autores mencionados para dar por tierra con una y cada una de las afirmaciones de José Pablo Feinmann pero como muchos de los intelectuales modernos han perdido el curioso hábito de leer ideas diferentes a las que ellos defienden, sintetizaré brevemente aquí los gruesos errores que la tesis de José Pablo Feinmann sobre las analogías entre el capitalismo, el fascismo y el nacionalsocialismo evidencia.
Dice nuestro autor en un pasaje de su libro, que las democracias liberales resultaron triunfantes en la segunda guerra mundial. Comencemos por señalar que resulta inexacto afirmar que las democracias "liberales" hayan sido las triunfantes en la Segunda Guerra Mundial. Dichas democracias ya poco y nada tenían de "liberales" si tenemos en cuenta que los últimos vestigios de liberalismo político y económico se habían extinguido allá por los años '20 mucho antes de la primera guerra mundial. Justamente el hecho de que no existieran democracias liberales a partir de la década del '20 fue, entre otros factores, lo que permitió el rápido rearme alemán con Hitler a la cabeza, personaje que resultaba inofensivo y hasta simpático para muchas de las potencias europeas.
La indiferencia de las democracias de entonces (socialdemócratas y algunas desembozadamente socialistas) que compartían, ocultamente, con Hitler muchas de sus aspiraciones pero que nunca pensaron que Hitler pretendería hacerlas realidad, posibilitaron el ascenso de Hitler al poder y el rearme alemán. De manera tal que José Pablo Feinmann, falla ya por la base. Esas democracias que José Pablo Feinmann, erróneamente llama liberales, tenían mucho mas en común con el totalitarismo soviético que lo que Feinmann podría llegar a imaginarse si hubiera leído algo más, en lugar de su Manual del Perfecto Socialista Globalizado.
La lectura de la obra de nuestro autor me hace dudar seriamente que José Pablo Feinmann, pueda conocer algo meduloso de algún pensador de la libertad. Su discurso no permite afirmar tal cosa. Bastará decir aquí que la afirmación de Feinmann, en cuanto a que el liberalismo y el fascismo son capitalistas es sencillamente disparatada y parte de la ignorancia supina que demuestra Feinmann, a lo largo de estos párrafos, sobre el tema que trata: la naturaleza, esencia y características del liberalismo y del capitalismo. De paso al desconocer esto, demuestra además desconocer que es el fascismo, en su intento desesperado de separarlo del comunismo. Pero lo que ignora José Pablo Feinmann, además, son las enormes coincidencias que comparten el fascismo y nazismo con el comunismo. Mencionaremos una simple que las sintetiza y que resulta irrefutable.
Feinmann, como muchos intelectuales, políticos, periodistas y
profesores, confunden el "capital" con el
"capitalismo". La confusión viene de antiguo, desde
que Marx inventó la palabra "capitalismo" con el
deliberado propósito de desacreditar al liberalismo.
Tener "capital" no significa ser
"capitalista"(1). El capitalismo va mucho más allá y
significa algo mucho más importante.
Capital son máquinas, herramientas, en una palabra tecnología. Pero el capitalismo no es solamente eso sino algo mucho más trascendente: un sistema de producción especifico donde la propiedad privada de los medios de producción juegua un rol fundamental.
Sin propiedad privada, sin mercado, sin precios, sencillamente no hay tal cosa como "capitalismo". Mal puede, entonces, afirmarse que en el fascismo y/o el nacionalsocialismo existía algo parecido a propiedad privada de los medios de producción, mercado, precios, etc..
Propiedad privada de los medios de producción implica uso y disposición irrestricto de aquello que se entiende como "propio", y si hay algo que, justamente, los empresarios del Tercer Reich o del estado fascista italiano o los falangistas españoles no tenían, era precisamente el uso y disposición de bienes inscriptos a su nombre.
Una propiedad meramente "nominal" en manera alguna puede ser considerada una verdadera propiedad. De nada vale que en un registro de propiedad cualquiera, el bien "A" figure a nombre de fulano, si fulano no puede usar o disponer libremente del bien "A".
Esta era la situación de los empresarios bajo el fascismo y el nazismo, de allí que no resulte para nada apropiado, sino altamente distorsionador el aseverar como lo hacen Feinmann, y otros, que el nazismo y el fascismo fueron regímenes capitalistas o que pudieran llegar a serlo si se los implementara crudamente en la actualidad.
Con ese mismo criterio y en ese mismo orden de ideas, también podría decirse que el comunismo fue capitalista. Esto deviene del ya señalado error por el cual dichos autores son pertinaces en confundir "capital" con "capitalismo". Sin embargo Feinmann, guarda respecto del comunismo un sospechoso silencio al respecto.
Obviamente, no solo el fascismo y el nazismo no pueden
funcionar sin capital. Tampoco el socialismo, la socialdemocracia
y el comunismo mismos pueden hacerlo sin él. Pero de allí a
generalizar y concluir simplificadamente que el comunismo, el
socialismo, la socialdemocracia, etc., son o fueron capitalistas,
consiste en un error evidente a mi criterio. A esa conclusión
nos lleva el análisis de Feinmann, y de los pensadores modernos
que representan el "mainstream" de la intelectualidad.
Adviértase que, curiosamente, los socialdemócratas se cuidan de
decir que la socialdemocracia fue o es "capitalista".
Extraño silencio ese si se desea ser consecuente con los
razonamientos de Feinmann.
Fascismo y nacionalismo suponen el mantenimiento de iure de la propiedad privada en cabeza de los particulares aunque de facto la posee el gobierno, mientras que el comunismo supone el desconocimiento de iure de la propiedad privada. En los tres casos la propiedad privada de los medios de producción está en manos del gobierno, cosa que en manera alguna sucede en el capitalismo. Feinmann representa una corriente de opinión dominante en nuestros días por la cual se pretende ofrecer como algo novedoso, bajo el rotulo de "Tercera Vía" una solución alternativa entre el capitalismo (inexistente hoy a mi juicio) y el socialismo. La pretendida novedosa receta es conocida desde hace el siglo pasado como "intervencionismo". Mises ha estudiado detenidamente en casi todas sus obras la naturaleza perversa del intervencionismo(2), demostrando que al tratar de controlar al mercado los primeros controles generan controles aun mayores, al punto tal que llegado un momento determinado toda la economía queda controlada y del intervencionismo se pasa casi sin solución de continuidad sensible al totalitarismo marxista, con las consecuencias por todos conocidas: mayores índices y niveles de pobreza, creciente grado de pauperización de aquellos que bajo el capitalismo habían logrado un nivel de vida aceptable, etc. En suma dichas políticas terminan perjudicando siempre a los de menores ingresos. Sin embargo creo que alguien que se pone a escribir sobre un tema, insisto en ello, debería, por una cuestión de honestidad intelectual con sus lectores, analizar, debatir, confrontar, examinar y escudriñar todas las aristas del problema.
Las ideas expuestas por Feinmann resultan muy superficiales y ya no se trata de discrepar, ya que Feinmann (como muchos otros intelectuales del pensamiento contemporáneo dominante), aprovecha las armas que le da el capitalismo para criticarlo y destruirlo como pretende (el capitalismo le permite publicar libros que atacan al capitalismo, lo que equivale a morder la mano de quien le da de comer) debería al menos instruirse sobre los principios de la historia económica que enseña la escuela austríaca de economía y sustentar su tesis con demostraciones teóricas y prácticas, rebatiendo con fundamento, cosas que en su libro, brillan por su ausencia. Lamentablemente José Pablo Feinmann, no profundiza sobre nada. Se queda navegando en la superficie. En la superficie de trasnochados slogans marxistas que pretende transformar en teorías políticas. En nombre de la honestidad intelectual sería deseable invitarlo a profundizar en serio sobre aquello con lo que se cree con derecho a criticar.
Alberto BENEGAS LYNCH (h); "Socialismo de mercado"; Libertas, edición semestral de ESEADE; Nº 27, Octubre de 1997, Año XIV, pág. 165/254.
Alberto BENEGAS LYNCH (h); "Nacionalismo; cultura de la incultura"
Cecilia GIANELLA de VÁZQUEZ GER; El calculo económico en el socialismo: una visión contemporánea; Libertas, edición semestral de E.S.E.A.D.E., Nº 18, Mayo de 1993, Año X, pág. 23.
Friedrich August von HAYEK; La fatal arrogancia; Los errores del socialismo; Unión Editorial S.A.; 1990, Madrid.
Jesús HUERTA de SOTO; "Socialismo, corrupción ética y economía de mercado"; Libertas, Edición semestral de E.S.E.A.D.E., Nº 12, Mayo de 1990, Año VII, pág. 3/34.
Ludwig von MISES. Socialismo. Análisis Económico y Sociológico. Tercera edición castellana. Western Books Foundations.
Guy SORMAN; Salir del Socialismo; Editorial Atlántida; Primera Edición.
Notas:
(1) en contra ver Alberto BENEGAS LYNCH (h);"Fundamentos de Análisis Económico", 9º edición, Abeledo Perrot, Buenos Aires, págs. 510/511.
(2) Ludwig von MISES; Planificación para la libertad y otros ensayos; con un apéndice de Murray N. Rothbard sobre lo esencial de von Mises; Centro de Estudios sobre la libertad, Buenos Aires, Argentina.
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